Pablo de Egina
Pablo de Egina. Médico griego. Estudió y ejerció en Alejandría, escribió una obra recordatoria en siete volúmenes: Hypómnema o Memorándum, en la que resumía la obra de Galeno y de Oribasio, En el sexto de ellos trata de la cirugía, lo cual le valió ser considerado como el padre de esta rama, además de gozar de gran fama como obstetra.
La gran claridad con que compendió y ordenó el saber médico de la antigüedad, junto a sus aludidos méritos quirúrgicos y obstétricos, hicieron de su persona el gran transmisor a la Medicina arábiga y cristiana de los siglos posteriores. Traducida al árabe, esta obra tuvo gran importancia para la medicina islámica y ulteriormente para el conocimiento médico medieval en Europa. La primera edición latina data de 1528. Las múltiples ediciones renacentistas de su compendio dan fe de su gran prestigio, pero no sólo las de estos tiempos, sino que en pleno siglo XIX fue traducido al inglés.
La cirugía de las escrófulas.
La “choeras” o escrófula es una glándula endurecida que aparece casi siempre en el cuello, en las axilas o en las ingles. Su nombre deriva de una palabra que sirve para designar una especie de roca, o quizá de la que se usa para designar a los cerdos, debido a que son animales fértiles o porque tienen tumoraciones en el cuello. Las escrófulas aparecen en la parte anterior del cuello, en un lado o en ambos, y pueden ser una, dos o más; todas tienen membranas propias, como el esteatoma, el ateroma y el meliceris. Las que duelen al tacto y al aplicarles medicamentos son de naturaleza maligna y deben ser consideradas como carcinomatosas; no hace falta decir que no permiten intervenciones quirúrgicas. Por el contrario, las indoloras al tacto y a la aplicación periódica de medicamentos pueden ser operadas de la forma que sigue. Las superficiales y cercanas a la piel, tras practicar una incisión simple, se liberan de los cuerpos que las rodean y se extirpan por completo, separando los bordes de la herida, estirando la piel con ganchos, como hemos expuesto al describir las operaciones de vasos. Las que son mas grandes se atraviesan con los ganchos para levantarlas; tras disecar la piel de manera parecida, tienen que ser separadas de los cuerpos que las rodean, evitando en especial las arterias carótidas y los nervios recurrentes. Si un vaso seccionado estorba la operación, hay que ligarlo, o extirparlo si no es grande.
Pablo de Egina. Médico griego. Estudió y ejerció en Alejandría, escribió una obra recordatoria en siete volúmenes: Hypómnema o Memorándum, en la que resumía la obra de Galeno y de Oribasio, En el sexto de ellos trata de la cirugía, lo cual le valió ser considerado como el padre de esta rama, además de gozar de gran fama como obstetra.
La gran claridad con que compendió y ordenó el saber médico de la antigüedad, junto a sus aludidos méritos quirúrgicos y obstétricos, hicieron de su persona el gran transmisor a la Medicina arábiga y cristiana de los siglos posteriores. Traducida al árabe, esta obra tuvo gran importancia para la medicina islámica y ulteriormente para el conocimiento médico medieval en Europa. La primera edición latina data de 1528. Las múltiples ediciones renacentistas de su compendio dan fe de su gran prestigio, pero no sólo las de estos tiempos, sino que en pleno siglo XIX fue traducido al inglés.
La cirugía de las escrófulas.
La “choeras” o escrófula es una glándula endurecida que aparece casi siempre en el cuello, en las axilas o en las ingles. Su nombre deriva de una palabra que sirve para designar una especie de roca, o quizá de la que se usa para designar a los cerdos, debido a que son animales fértiles o porque tienen tumoraciones en el cuello. Las escrófulas aparecen en la parte anterior del cuello, en un lado o en ambos, y pueden ser una, dos o más; todas tienen membranas propias, como el esteatoma, el ateroma y el meliceris. Las que duelen al tacto y al aplicarles medicamentos son de naturaleza maligna y deben ser consideradas como carcinomatosas; no hace falta decir que no permiten intervenciones quirúrgicas. Por el contrario, las indoloras al tacto y a la aplicación periódica de medicamentos pueden ser operadas de la forma que sigue. Las superficiales y cercanas a la piel, tras practicar una incisión simple, se liberan de los cuerpos que las rodean y se extirpan por completo, separando los bordes de la herida, estirando la piel con ganchos, como hemos expuesto al describir las operaciones de vasos. Las que son mas grandes se atraviesan con los ganchos para levantarlas; tras disecar la piel de manera parecida, tienen que ser separadas de los cuerpos que las rodean, evitando en especial las arterias carótidas y los nervios recurrentes. Si un vaso seccionado estorba la operación, hay que ligarlo, o extirparlo si no es grande.
FUENTE BIBLIOGRÁFICA: TEXTOS CLÁSICOS DE MEDICINA. TOMO I. CORTES, PÉREZ Y ROSALES. FACULTAD DE MEDICINA BUAP. PUEBLA, PUE. MÉXICO 2007
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